NUESTRA HISTORIA FAMILIAR NO PUEDE CONVERTIRSE EN EXCUSA
La dualidad, a la que nos acostumbramos, reduce la complejidad a bueno-malo, lindo-feo y no nos permite
apreciar matices.
Esto nos deja entrampados en dicotomías sin salida:
«Si es esto ENTONCES no puede ser aquello».
Así ocurre cuando nos enfrentamos a nuestra HISTORIA FAMILIAR.
Muchas veces no tomamos la iniciativa de iniciar este camino de
observación personal y transgeneracional, porque nos invaden poderosas
creencias limitantes tales como:
«Para qué hacer semejante esfuerzo si TODO fue tan malo»
o
o
«Qué sentido tiene revisar la bella historia de mi clan si TODO fue tan
maravilloso»
En ambos casos, solo encontramos una excusa para no vernos, privándonos
de realizar una adecuada toma de conciencia e impidiendo la expresión de
nuestra esencia.
Adriana MOyaRech
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